El hecho de que nuestros sentimientos nazcan dentro de nosotros sin ningún tipo de intención, no quiere decir que no tengamos la capacidad para controlar las emociones
y hacernos conscientes de ellas. Es decir, no debemos resignarnos a que los sentimientos nos controlen a nosotros y debemos aplicar técnicas para el manejo de emociones en el momento adecuado.
Las personas que han trabajado en aprender a controlar las emociones, son las que mantienen la calma ante eventos exigentes, que pueden hablar en público sin ningún tipo de limitación o que manejan una discusión con la mejor vibra. Por ello, el manejo adecuado de las emociones es una tarea que nos ofrece más beneficios que desventajas. Si quieres saber cuáles son las mejores estrategias para controlar las emociones, necesitas leer este post.
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¿Cómo reconocer si tienes un manejo adecuado de las emociones?
Debido a la existencia de diferentes opiniones sobre el control de las emociones, lo mejor que podemos hacer es un autoconocimiento antes, durante y después de que se presente un evento exigente. Conocer de antemano nuestras emociones y saber interpretarlas de la manera correcta, nos ayuda a descubrir cuáles serán las reacciones que tendrán en nosotros.
Por ejemplo, el sentimiento más común son los nervios, ya que suceden por distintos motivos y ante cualquier cantidad de personas, todo relacionado a si somos personas introvertidas o extrovertidas. En este sentido, una persona introvertida interpretaría los nervios como una señal negativa y su reacción será huir. En cambio, una persona extrovertida tomará esos nervios como una señal de exaltación, y los usará para impulsarse.
En pocas palabras, nuestro cuerpo es responsable de darnos una emoción o un sentimiento conforme a la situación, pero somos nosotros los responsables de reaccionar y controlar las emociones para evitarnos problemas.
Sabiendo esto, para reconocer si somos nosotros quienes las controlamos o viceversa, debemos recordar como actuamos antes, durante y después de cada situación. Así, aprender a controlar las emociones será mucho más sencillo.
Ahora bien, ¿Qué sucede cuando nuestras emociones se descontrolan? Como no se puede evitar la existencia de las emociones y no somos conscientes de ellas hasta que aparecen, nuestro cuerpo genera la respuesta automática en la amígdala, la parte de nuestro cerebro que las regula.
Por ello, cuando no utilizamos estrategias para controlar las emociones y esperamos que sea nuestro cuerpo el que las regule, pueden suceder dos cosas: aparece la ansiedad o se produce la depresión. Si dejamos que nuestra amígdala tome toda la responsabilidad, nuestra consciencia entra en un estado de lucha y huida al unísono.
Si buscamos disminuir los efectos negativos de este proceso natural, debemos aprender a reconocer cada sentimiento y conocer las técnicas para el manejo de emociones, para usarlas en nuestro beneficio.
Aparte de esto, también debemos tener en cuenta es la duración de las emociones negativas; es decir, las más complejas. Según diversas teorías, las 4 emociones principales son la ira, el miedo, la tristeza y la alegría, y de estas se generan otras como las negativas. La mayoría de las emociones placenteras se disipan con facilidad; en cambio, las negativas pueden estacionarse por días, semanas e incluso meses en nuestro interior.
Por ello, es de suma importancia que sepamos gestionar su intensidad y controlar sus reacciones, a fin de evitar sufrir los efectos secundarios de cada una de estas.
¿Cuáles son las estrategias para controlar emociones más efectivas?
Hemos hecho hincapié en que, para controlar las emociones de forma adecuada, debemos identificar y entender nuestros sentimientos, por qué se generan y cómo reacciona nuestro cuerpo a estos. De eso se trata principalmente la inteligencia emocional. Entonces, para aprender sobre el manejo adecuado de las emociones, tenemos estas estrategias efectivas:
- Recordar tus momentos de éxito: La ansiedad suele hacernos pensar en los errores que hemos cometido, produciendo más ansiedad. Por lo que una forma de trabajar en contra de esta es con la autoafirmación de nuestras virtudes y éxitos.
- Poner atención en algo específico: Cuando sintamos que las emociones se apoderan de nosotros, debemos desviar nuestra atención hacia un tema o situación totalmente diferente. Esta es la técnica de la distracción, y nos hace separar las emociones negativas de la situación actual, a través de pensamientos neutrales.
- Colocar el futuro inmediato por encima del presente: Emociones como la ira nos hacen reaccionar de formas explosivas, sin ningún tipo de control en nuestras acciones y pensamientos. Una manera de evitar los excesos bajo estos sentimientos, es pensar en cómo nuestras acciones nos afectarán en unos minutos, horas o incluso días.
- Meditar de forma recurrente: La meditación nos ofrece diversas ventajas, sobre todo para aprender a controlar las emociones, reducir la ansiedad y regular a la amígdala. Además, nos relaja y nos hace sentir en armonía con nuestro alrededor.
- Posponer la preocupación para después: Las preocupaciones nos descargan de energía y, en muchas ocasiones, se pueden interponer con nuestras responsabilidades o nuestro tiempo de ocio. Por ello, una de las técnicas para el manejo de emociones más recomendadas es esta.
- Considerar hasta las situaciones más negativas: No se trata de que seamos dramáticos o nos convirtamos en personas pesimistas, se trata de darle relatividad a las cosas, sobre todo a los problemas. De esta manera, pensaremos en lo peor que podría pasar, y actuaremos en consecuencia.
- Llevar un diario con notas sobre las emociones: Una de las mejores formas de expresar lo que llevamos dentro es a través de la escritura; además, nos ayuda también a llevar anotaciones de las reacciones previas ante situaciones específicas, tal como una guía.
- Tomar aire para mantener la calma: Antes de continuar con nuestra vida después de sufrir un evento exigente, es necesario que tomemos aire y descansemos. Tal y como sucede cuando estamos en una carrera, nuestro cuerpo se desgasta ante ciertas emociones negativas.
- Posicionarse frente a un espejo: Durante la exaltación o el nerviosismo, pararse frente un espejo y ver nuestra reacción nos ofrece una imagen objetiva de nosotros mismos. Según lo que veamos, podemos decidir si queremos que otros o nosotros mismos vean esas reacciones de nuevo.
- Encontrar la raíz de las emociones: Ninguna de las estrategias anteriores tendrá un buen efecto si no conocemos la razón por la que las emociones aparecen. Si algo nos afecta, se genera una emoción y, por consiguiente, una reacción.
Podemos hacer una especie de ensayo y error con cada una de estas estrategias para controlar las emociones, hasta que encontremos la que mejor se adapte a nuestras necesidades y emociones. Una vez que sepamos cómo manejarnos, seremos más conscientes con nosotros mismos y con quienes nos rodean.