GUÍA Para MEJORAR La CONCENTRACIÓN En los ESTUDIOS y el TRABAJO Avalado por la CIENCIA

Los estímulos externos suelen socavar nuestra concentración con sorprendente facilidad; por lo que, al momento de estudiar o de trabajar, nuestro rendimiento se ve afectado considerablemente. Para resolver esto, existen formas de mejorar la concentración y el rendimiento, sin perder tiempo valioso intentándolo.

Además, algunas estrategias para mejorar la concentración nos permiten ser más organizados, por lo que tiene beneficios extras. ¿Aun no sabes por qué debemos mejorar la concentración? Descubre aquí qué es y cuáles son las actividades para mejorar la concentración que puedes aplicar a diario. ¡Sigue leyendo!

¿Qué es y por qué debemos mejorar la concentración?

La concentración, entendida como un proceso mental, no es más que la capacidad de centrar toda nuestra atención en una actividad específica, permitiendo así esforzarnos completamente sin bajar el rendimiento. Se trata de una habilidad necesaria para llevar a cabo procesos que involucran aprendizaje y actividades repetitivas.

Como se trata de un proceso mental, involucra el razonamiento y la voluntad, ya que la persona es quien decide hacia donde debe estar dirigida su atención.

Dicho esto, ¿por qué debemos mejorar la concentración? En líneas generales, porque nos permite aumentar nuestra eficiencia y productividad en todo lo que nos propongamos hacer. Pero esto no es todo, ya que también ayuda a tomar mejores decisiones, encontrar soluciones, maximizar la calidad de las actividades, disminuir el estrés, organizar las tareas y evitar las distracciones.

Todo esto es posible cuando una persona logra concentrarse en sus actividades diarias; no obstante, requiere de algunas estrategias para mejorar la concentración, sobre todo cuando no los estímulos externos son muy difíciles de ignorar.

Enemigos de la concentración: ¿Por qué pierdo el foco?

Mejorar la concentración y el rendimiento es posible poniendo en práctica diferentes actividades, técnicas y estrategias; sin embargo, antes de conocerlas, debemos tener muy en claro cuales son los factores que afectan severamente nuestra concentración.

De esta manera, podemos detectar aquello que nos impedirá un avance y así lograremos hacer un cambio significativo antes de aplicar las técnicas para mejorar la concentración en el trabajo y los estudios. Veamos a qué nos referimos:

  • Dieta desequilibrada: Comer en exceso o tener una alimentación precaria afectan nuestra capacidad mental considerablemente. Es ideal tener una dieta basada en alimentos que sacien, pero sin exagerar, y que sean sanos y de preferencia frescos. Asimismo, es importante no saltarse comidas tampoco, y mucho menos aguantar hambre por terminar una actividad.
  • Costumbres sedentarias: El sedentarismo hace que nuestra psiquis se acostumbre a actuar de manera pasiva y dispersa, evitando que logremos enfocar nuestra atención en lo que realmente importa. Para solucionarlo, solo es necesario hacer ejercicio de manera frecuente; salir a caminar o practicar un deporte de forma casual son opciones perfectas.
  • Mala hidratación: Cuando nuestro cerebro se está esforzando continuamente se deshidrata rápidamente. La deshidratación causa somnolencia y cansancio, por lo que comenzamos a disminuir el rendimiento progresivamente. Es recomendable tener una botella de agua cerca cuando comencemos a estudiar o a trabajar y, de ser posible, evitar la ingesta de café en exceso.
  • Falta de sueño: Si nuestro cuerpo no está descansado, no puede trabajar de la manera más óptima y se quedará sin energía muy rápidamente, sobre todo si hemos pasado una noche de insomnio o de sueño irregular. Por lo general, se recomienda descansar de 7 a 8 horas diarias, de preferencia en la noche; no obstante, debemos descansar tanto como nuestro organismo necesite, y de manera profunda.
  • Abuso de sustancias: El uso de sustancias de forma recreativa, aunque no tiene efectos secundarios graves, afecta considerablemente nuestra capacidad para mantener la atención focalizada. Es necesario ser conscientes de ello y así evitar el consumo de estas sustancias cuando necesitemos realizar actividades exigentes.

Como podemos ver, existen actividades para mejorar la concentración que están relacionadas con nuestras costumbres personales: comer bien, hacer ejercicio, hidratarse, descansar y evitar el uso de sustancias. Con un par de cambios en la rutina, podemos acostumbrar a nuestro organismo a estar atento por más tiempo.

Técnicas para mejorar la concentración en el trabajo y los estudios

Ahora bien, para muchas personas el cambiar su rutina no es suficiente para aumentar su capacidad para concentrarse. Por esto, es necesario que apliquen algunas estrategias para mejorar la concentración de una forma mucho más específica.

Dicho esto, veamos las técnicas que podemos aplicar continuamente, tanto para estudiar como para trabajar. Estas son:

Organiza las actividades

Cuando tenemos muchos pendientes y desconocemos el tiempo y esfuerzo que necesita cada uno de ellos, solemos divagar sobre lo que debemos hacer, restándole prioridad a lo que estamos haciendo recientemente. Por ello, debemos hacer una lista con las actividades a realizar y determinar el plazo y los requerimientos de cada una.

De ser posible, debemos programar el día con las actividades prioritarias al principio, de manera que solo nos concentremos en lo relevante y más urgente.

Evita el multitareas

El deseo de terminar todas las actividades del día de una vez puede ser muy profundo, pero debemos controlarlo y enfocarnos en la programación que tenemos. Esto no quiere decir que no podamos tomar dos tareas similares y aprovechar el tiempo y el esfuerzo de una en ambas.

Lo que debemos evitar es saturarnos con todas las actividades, porque al final del día, es muy probable que no terminemos ninguna y nos atrasemos.

Ordena el espacio de trabajo

La acumulación de papeleo o de cosas que no están relacionadas al trabajo o al estudio se puede convertir en una fuente de distracción difícil de evitar, además de que dejarán el espacio de trabajo cada vez más desordenado. Lo recomendable es organizar el espacio cada vez que terminemos la jornada y, cuando no sea posible, hacerlo justo antes de comenzar.

De esta manera, evitamos perder tiempo valioso durante los momentos más ocupados, y el estrés por las distracciones se reduce.

Usa los tiempos productivos

La mejor forma de ser productivos es en los tiempos en que nos sintamos más activos y enérgicos, como las horas posteriores al despertar, por ejemplo. No obstante, esto depende de varios factores, como la alimentación correcta y el buen dormir.

Lo importante es que sepamos reconocer las horas en las que nos sentimos más productivos y con más ánimo. Luego, debemos reservar este espacio de tiempo para las actividades más exigentes y largas.

Elimina los estímulos externos

Las distracciones pueden venir de cualquier tipo de fuente y, por más que creamos que tenemos el control, es posible que tengamos distracciones de fuentes que no hemos considerado. A pesar de esta falta de control, podemos eliminar las fuentes que conocemos y trabajar en las demás cuando aparezcan, de manera que logremos mejorar la concentración y el rendimiento.

Por ejemplo, mudar el espacio de trabajo a un lugar tranquilo sin ruidos externos ni luces excesivas, apagar o poner en silencio el móvil, pedirle a los acompañantes que no nos distraigan, etc.

Desarrolla la desconexión

La concentración se puede ver afectada por un exceso de trabajo o porque saturamos nuestro cerebro de información, por lo que debemos aprender a desconectar, tomando espacios de tiempo dedicados únicamente a despejar la mente. En este sentido, no es necesario hacer una actividad específica para obligarnos a desconectar, lo que necesitamos son ejercicios de relajación, como la meditación o el yoga.

Podemos hacerlos en cualquier momento que creamos que lo necesitamos, o iniciar el día con una corta sesión que nos permita enfocarnos el resto del día.

Incentiva la mente

La mente no solo debe estar enfocada en las actividades del trabajo de forma constante, también debemos darle tiempo a nuestra mente a ejercitarse, ya sea con ejercicios mentales o con técnicas de memoria. Aunque no parezca relevante, desarrollar la memoria permite aumentar la capacidad de concentración.

En algunos casos, memorizar cosas nos permite poner toda la atención en ello y, al intentar hacer lo mismo con la actividad que realizamos, nuestra mente no se resistirá al esfuerzo.

Controla la cantidad de estrés

Los momentos de tensión logran hacer que nuestra atención viaje entre lo que hacemos y la fuente de dicha tensión, por lo que es importante que sepamos gestionar el estrés y tratemos de reducir al mínimo cualquier fuente de tensión. Esto puede lograrse con esfuerzo, siendo conscientes de lo que nos está afectando.

Si la fuente de tensión es la actividad que realizamos, es mejor detenernos, despejarnos y continuar luego.

Desarrolla fuerza de voluntad

Es muy fácil querer continuar con las rutinas a las que ya estamos acostumbrados, por lo que comprometerse a hacer cambios y a aplicar las técnicas puede ser muy complicado. Sin embargo, tener siempre en mente el objetivo de lograr concentrarnos más es un buen estimulante mental para alcanzarlo.

Además también debemos considerar los beneficios de una mayor concentración.

Con estas 9 técnicas para mejorar la concentración en el trabajo y los estudios, logramos hacer de nuestro espacio un lugar ideal para maximizar la eficiencia y el rendimiento.

Ejercicios para mejorar la concentración y el rendimiento

Además de las actividades para mejorar la concentración que podemos aplicar a diario y los cambios necesarios, podemos hacer ejercicios que ayudarán con nuestro objetivo. Estos ejercicios son más agresivos que las técnicas y tienen una tasa de éxito mejor, pero no debemos abusar de su práctica. Veamos 3 ejemplos:

Ejercicio #1:

Acuéstate en un lugar cómodo y silencioso, y cierra los ojos. Respira profundamente y hazte consciente de cada una de las partes de tu cuerpo. Una vez te sientas relajado, recorre mentalmente tu cuerpo desde la punta de los pies a la cabeza, una vez terminado este recorrido, desplázate mentalmente de la cabeza hasta tu pecho y quédate allí.

En ese momento, concéntrate en tu respiración, en la forma en la que tu pecho sube y baja con cada inhalación y exhalación. Si tienes algún pensamiento intrusivo o recuerdo indeseado, esfuérzate en desecharlo y continúa el ejercicio.

Pasados unos 10 minutos desde que te recostaste, podrás finalizar el ejercicio.

Ejercicio #2:

Siéntate en un lugar cómodo, de forma erguida. Toma un vaso que sea transparente, llénalo de agua hasta la mitad y agárralo con tu mano dominante. Sitúa el vaso con tu mano frente a tus ojos y mantenlo lo más quieto posible. Concéntrate en que el agua no se mueva, evitando tener movimientos involuntarios en la mano o el brazo. Mantente así por espacio de 3 minutos.

Ejercicio #3:

Sitúa un reloj analógico, de los que poseen agujas, frente a ti. Cuando la aguja de los segundos llegue a las 12, concentra tu vista en seguir el recorrido de ésta por el resto del reloj. Si pierdes la concentración o dejas de ver la aguja, espera a que llegue nuevamente al 12 y comienza otra vez. Realiza este ejercicio por al menos 2 minutos.

Practicando estos ejercicios de forma constante en la semana, pero sin llegar a ser excesivo, logramos hacer que nuestra mente se acostumbre a la focalización y concentrarse en una sola cosa será cada vez más fácil. En un par de semanas veremos los resultados.

Las técnicas y actividades para mejorar la concentración que hemos mencionado nos obligan a hacer cambios que, aunque al principio puedan modificar todo lo que acostumbramos hacer, al final veremos que los resultados serán positivos. Y tú, ¿te atreves a intentarlo?

Diana Núñez

¡Hola! Mi nombre es Diana, soy Redactor Freelancer desde hace más de 3 años. Me especializo en varios temas, aunque mis preferencias se basan en temas de actualidad. Próximamente estaré en mi propia marca. Conoce más de mi trabajo en mi Portafolio.