Normalizar el engaño en la pareja es una costumbre de nuestros ancestros, quienes decidían no terminar sus relaciones por distintas razones; por lo que se cree que las características de una persona infiel vienen dadas por la genética. Sin embargo, la infidelidad no es una enfermedad y sí se puede evitar. Entonces, ¿una persona infiel y mentirosa puede cambiar? ¡Veamos la respuesta más adelante!
¿Está bien o mal normalizar el engaño en la pareja?
¿Las personas pueden dejar de ser infieles? Siempre se habla de la infidelidad como si se tratara de una enfermedad que, de la noche a la mañana, se puede curar; sin embargo, los expertos afirman que se trata de algo innato. Actualmente, las personas decidimos formar una familia y tener una sola pareja, pero naturalmente hablando, no somos monógamos. Dicho esto, la infidelidad es una decisión que está relacionada a nuestra historia, valores o costumbres de familia.
Lo que nos inculcan en casa influye en si debemos normalizar el engaño en la pareja o no. Por ejemplo, si en casa vemos que nuestros padres permanecen juntos toda su vida, sin problemas de infidelidades ni engaños, es muy probable que queramos lo mismo a futuro. Asimismo, si vemos que nuestro padre o madre comete diversos engaños, hay una alta probabilidad de que interpretemos esta actitud como algo normal o aceptable; como también podemos decidir que no queremos hacer lo mismo. Es decir, se trata de algo relativo.
Muchas personas opinan que la infidelidad no es una enfermedad, por lo que no se puede tratar; no obstante, sí es bastante natural, debido a que somos seres vivos con instinto, y si nos provoca tener algo de una persona fuera de la relación, es probable que nos dejemos tentar. Aquí también entra el argumento que dice que mejor nos quedamos solteros para salir con quien queramos.
Dicho esto, se deben tener en cuenta dos factores: el primero es si ya hemos encontrado a la pareja con la que queremos pasar el resto de nuestros días; y el segundo es si existen límites dentro de la relación. Por un lado, queremos cuidar a esta persona y mantener la relación de por vida; y por el otro simplemente se comete el engaño porque se sabe que la persona estará con nosotros igualmente y nos lo perdonará.
Ahora bien, también están las personas que le atribuyen las características de una persona infiel a su genética; es decir, afirman que, como su abuelo/a, padre/madre y hermanos/as lo han sido durante toda su vida, es lógico que también lo sean, usando la “enfermedad” como un justificativo para su actitud.
Entonces, ¿una persona infiel y mentirosa puede cambiar?
Lo cierto es que sí, pero no completamente. Estas personas pueden hacer cambios como lo haría cualquier adicto que es consciente de que tiene un problema y lo quiere cambiar.
Esto depende del interés que tenga la persona en mejorar, y en estar dentro de una relación respetuosa y sin normalizar el engaño en la pareja. Si la persona no tiene ningún interés, es posible que simplemente continúe con la misma actitud. Además, si esta persona ve que lo hizo una vez y no tuvo consecuencias, es más probable aún que lo repita.
Entonces, si la infidelidad no es una enfermedad, sino una decisión, ¿qué pasa con las segundas oportunidades? Todas las personas merecen una segunda oportunidad al equivocarse, sobre todo si admiten su error y se arrepienten, pero esto no significa que tengan permiso de repetir el error. De suceder, lo mejor es separarse de esta persona. Además de esto, es importante ver que la persona arrepentida realmente está haciendo cambios para reivindicarse.
En resumen, las características de una persona infiel están relacionadas a su crianza, creencias y valores, y no puede ser considerada como una enfermedad genética; no obstante, sí es algo natural que puede suceder en cualquier momento. ¿Ustedes que opinan al respecto?